jueves, 13 de febrero de 2014

Dermatitis Atópica, ¿qué es y cual es su tratamiento?

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria cutánea crónica, de carácter recurrente (con periodos de empeoramiento y de mejoría), con predominio en la infancia, con una distribución típica de las lesiones según la edad, que se caracteriza por la presencia de:
  1. Prurito intenso.
  2. Xerosis: sequedad cutánea.
  3. Eritema o enrojecimiento.
  4. Exudación.
  5. Descamación.
  6. Excoriaciones (signos de rascado).
La edad de comienzo de esta enfermedad es en el 60% de los casos en el primer año de vida y en el 30% entre el primero y quinto año. Es excepcional que comience en el primer mes o al final de la vida adulta; sólo un 2% de los casos aparecen pasados los 20 años, pero suelen ser más severos.

Está ligado a varias causas, entre ella podemos destacar:
  1. Estilo de vida.
  2. Aumento de la edad materna.
  3. Polución ambiental.
  4. Tabaquismo materno.
  5. Reducción de la lactancia materna (que supone una disminución de transferencia de IgA/IgG al bebé).
  6. Y sobre todo una predisposición genética (que tengan antecedentes familiares).
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

Los pacientes deben de tener tres o más criterios mayores:
  1. Prurito.
  2. Dermatitis crónica recurrente.
  3. Morfología típica y distribución.
  4. Adultos: liquenificación flexural y lenearidad // Niños: afectación facial y áreas extensoras.
  5. Historia personal o familiar de atopía: asma, dermatitis atópica, rinitis.
Y tres o más criterios menores:
  1. Xerosis.
  2. Test cutáneos positivos.
  3. IgE sérica elevada.                     
  4. Inicio en edad temprana.
  5. Dermatitis de las manos y de los pies.
  6. Eczema del pezón.
  7. Conjuntivitis.
  8. Pliegue de Dennie Morgan.
  9. Queratocono.
  10. Eritema o palidez facial.
  11. Pitiriasis alba.
  12. Pliegues anteriores del cuello.          
  13. Prurito en la sudoración.
  14. Otros.

¿QUÉ TRATAMIENTOS EXISTEN?


Debemos dejar claro las medidas preventivas tanto higiénico-dietéticas, como de vestimenta y en el ambiente del hogar, que alargarán en gran medida los brotes. Deben evitar en gran medida los tejidos sintéticos o de lana, que incrementan la temperatura corporal y acentúan el picor; es preferible elegir prendas que favorezcan la transpiración. La temperatura y humedad del hogar han de ser constantes, evitando en general cambios bruscos en la temperatura. En cuanto a la higiene, es preferible el baño a la ducha, siempre en baños cortos de 5-10 minutos y con agua templada. El baño alivia el prurito, hidrata, limpia la posible exudación y las posibles costras, favoreciendo la penetración de la medicación tópica si fuese necesaria. 
Debemos hacer hincapié en la importancia de la higiene (jabones sobregrasos, sin tensoactivos fuertes) y de la emoliencia e hidratación corporal. que se recomienda aplicar después de secar suavemente y a "toquecitos" con la toalla, dejando la piel algo húmeda, beneficiándonos de un poro más abierto y mejorando la penetración. Este punto es uno de los más importantes en la prevención y tratamiento coadyuvante en la dermatitis atópica.

Como tratamientos tópicos podemos destacar el uso de corticoides tópicos, siendo éstos el tratamiento de primera elección. Se utilizan corticoides de baja a mediana potencia, aplicándolo en las lesiones activas, en general en una única aplicación nocturna, hasta la resolución del eczema. Una buena alternativa a éstos en niños mayores de dos años son los inmunomoduladores tópicos (inhibidores de la calcineurina); el pimecrolimus puede utilizarse en las fases prodrómicas de la enfermedad evitando la progresión del brote y el tacrólimus está indicado en casos refractarios a los corticoides. Los antibióticos tópicos sólo deben de usarse en caso de sobreinfección bacteriana, si es el caso suele elegirse presentaciones en pomada (ya que el excipiente graso colabora a reblandecer la costra) de mupirocina o fusidato. 

Como tratamientos sistémicos es habitual el uso de antihistamínicos H1 de primera generación, que si bien no tienen por sí solos actividad para hacer disminuir el eczema, pueden mejorar el sueño nocturno y, por tanto, el rendimiento escolar en aquellos casos en los que el picor sea tan intenso que afecte a la calidad de vida del niño. Los corticoides orales sólo están indicados en casos rebeldes a los tratamientos citados (siendo un tratamiento excepcional) y durante periodos cortos, siendo preferible el empleo de prednisona o metilprednisolona antes que dexametasona. Si no fuese suficiente, se puede recurrir a la administración de inmunosupresores (ciclosporina, metotrexato, azatioprina, tracrolimus, etc). En niños mayores de trece años puede valorarse la fotoquimioterapia (PUVA).

CRITERIOS DE DERIVACIÓN AL PEDIATRA O A URGENCIAS.

Son criterios de gravedad y, por tanto, casos de derivación:
  1. Extensión de las lesiones (si ésta afecta a una superficie grande del cuerpo).
  2. Alteración del sueño nocturno.
  3. Nos respuesta al tratamiento instaurado.
  4. Exacerbación de las lesiones (cara, párpados).
  5. Sospecha de sobreinfección (costras, exudación abundante, fiebre, etc).
  6. Varicela: si el paciente presenta brotes de atopía conjuntamente con varicela es cauda de derivación urgente.
Para finalizar, como siempre recomiendo que, ante cualquier duda siempre consulten con su farmacéutico más cercano, o si lo prefieren pueden ponerse en contacto conmigo. 

Verónica Escudero.
Farmacéutica.

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