Como ayer fue el día de Reyes y como
los verdaderos “reyes” de la casa son nuestros pequeños, esta publicación va
dirigida a todos los padres para demostrar la importancia que tiene seguir el
calendario de vacunación de nuestros hijos.
Antes de disponer de las vacunas, la
población sufría de enfermedades hoy para muchos desconocidas como la
poliomielitis, difteria, rubéola congénita etc, otras han disminuido
notablemente como el sarampión y la parotiditis y, en otras, se van abriendo
posibilidades muy prometedoras para la disminución de la morbilidad infantil
como es el caso de la varicela.
Las vacunas son sustancias biológicas
obtenidas a partir de virus o bacterias que producen las enfermedades frente a
las cuales queremos proteger al niño. Hay que mencionar que la vacunación
utiliza el mecanismo de defensa natural del niño; así de esta manera, podrá
desarrollar sus propias defensas para luchar contra unas enfermedades
específicas que podrían causarle la muerte en el caso de no vacunarse. He de
mencionar que el sistema inmunitario del niño está inmaduro por lo que se necesita
administrar varias dosis de vacuna para asegurar una respuesta efectiva y
duradera del organismo frente al patógeno causante de la enfermedad.
Por todo ello, es muy importante educar
sobre la efectividad y seguridad de las vacunas, especialmente a los padres de
niños pequeños para favorecer el cumplimiento del calendario de vacunas
sistemáticas.
Hay que mencionar que el calendario de
vacunación difiere según la Comunidad Autónoma en la que nos encontremos aunque
sigue un patrón general para toda España (es la foto que a continuación se
muestra).
Cualquier profesional sanitario debe de
comunicar a los padres que a la hora de llevar a sus niños a vacunar deben de
cumplir una serie de procedimientos que se
muestran a continuación:
- - Llevar siempre la cartilla de vacunación para saber el
estado vacunal, así como registrar las nuevas vacunas administradas.
- - Informar al médico y
enfermera sobre el estado de salud del niño puesto que si tiene enfermedad o
está con tratamiento que pueda afectar a la inmunidad se prefiere posponer la
vacunación hasta que el niño se encuentre bien; si presenta alguna alergia
grave; si previamente tuvo alguna reacción grave a alguna vacuna; si ha
recibido alguna vacuna en el último mes, inmunoglobulinas o transfusión
sanguínea en los tres últimos meses; o si vive con alguien que no esté
inmunizado.
- - Esperar en el centro de salud unos minutos tras la
administración para asegurar que no aparece reacción secundaria.
Por último, como en los últimos años ha
aumentado el número de padres que bajo la creencia de que las vacunas no son
efectivas sino que además, presentan más inconvenientes que beneficios, me veo
en la obligación como profesional sanitario de negar con rotundidad dichas
afirmaciones puesto que, si lo decimos de una manera coloquial las vacunas
actúan como barrera en la transmisión de ciertas enfermedades ya que si la
mayoría de personas está vacunada, no se producirá dicha transmisión y se
conseguiría la erradicación de éstas.
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